El que menos pintaba se bajó al grande. Al campeón de la Champions, al mejor equipo del mundo. Con absoluta categoría, el Atlético de Madrid venció 2-0 a un pobre Inter de Milan, y se quedó con la Supercopa de Europa.
Los campeones de la Euroliga, de mala Liga pasada, salvaron la temporada con uno de los títulos de Europa. Digamos que el de menor rango, la ex UEFA, una especie de “Sudamericana” del “Viejo Continente”.
Con esto, puede decirse que todo lo malo quedó en el olvido. El equipo de Quique Sánchez Flores jugó un muy buen partido. Buscó desde el arranque la victoria, y fue más compacto, más sacrificado: sus labores defensivas cortaron los circuitos de un Inter desconocido.
No fue el mismo campeón. Mourinho se fue y Benítez no logró mantener la mística. Los italianos no supieron nunca hacer daño en la portería de De Gea. En defensa, anduvieron bien en el primer tiempo, durante un partido bastante peleado. Sin embargo, en el segundo se equivocaron.
Una distracción fatal provocó el primero a los 61 minutos. José Antonio Reyes entró tocando al área y se encontró con Julio César. La “Perla” no perdonó y fusiló.
El Inter siguió sin despertar, mientras que el “Atleti” se hizo más fuerte. Y en una de las contras, sentenció el partido: Simao por izquierda, sacó el centro y el “Kun” Agüero mató a los italianos.
Sobre el final, Bussaca cobró un penal que desperdició Milito, o que más bien tapó enorme De Gea, el chiquillo español de quien dicen es el sucesor de Casillas. Y con eso, se acabaría el partido.
No hubo tiempo para más. Igual, las cosas no hubieran cambiado: el triunfo es merecidísimo para los españoles. Europa, ahora, tiene un solo dueño.
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